martes, 14 de abril de 2009

El alma.



Pues si bien el alma, por su capacidad para pertenecer al orden natural que los dioses, en realidad es inferior al cuerpo, y está subordinada a él, y solo con él consigue protección y sosiego. Por todo ello no me parece lógico que los dioses nos hayan condenado a suplicio semejante, y prefiero creer que una vez apurados los trabajos y sinsabores de esta vida, cuando nuestro cuerpo deje de sentir, el espíritu también encontrará su descanso regresando a la nada en la que tan placidamente estaba antes de haber nacido.

El asombroso viaje de Pomponio Flato.

Ed Seix Barral, 2008

Eduardo Mendoza, -1943

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