viernes, 28 de agosto de 2009

Cambalache


Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé... (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!). Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé... Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos... ¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador! ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!... ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón! Mezclao con Stavisky va Don Bosco y "La Mignón", Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín... Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón... ¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!... El que no llora no mama y el que no afana es un gil! ¡Dale nomás! ¡Dale que va! ¡Que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley...


Música y Letra: Enrique Santos Discépolo

2 comentarios:

Fackel dijo...

Con aplicar la canción antigua -el tango en este caso- ya sobran nuestras propias palabras. Las viejas letras siguen en vigor para caras que no son nuevas y para caraduras que jamás han "cambiao".

Por lo demás, ¡Santa Inexistencia Divina!: que jamás nos mande gente así. Aunque la experiencia dice que si tocan su cielo ansiado y bienamado con su Santa Corrupción, es porque muchas gentes comulgan con su propia impiedad.

Salud y denuncia.

Aragonía dijo...

Estimado Fackel:

He de confesarle mi gran aprecio por el mundo del tango. Lo que no se haya dicho ya en un tango dudo que merezca la pena el decirlo. Desgraciadamente, en este caso su vigencia no decae con el cambio de siglo. Tenemos lo que, memocraticamente, nos merecemos.
Le pido disculpas por no comentar últimamente en su blog.
Salud y tiempo para disfrutarla.