jueves, 16 de septiembre de 2010

La tragedia de 1610 y no aprendemos.


Según H. Lapeyre salieron entre junio y septiembre de 1610 por el puerto de Los Alfaques 38.286 moriscos; en agosto de 1610 por Navarra, 9.962; entre agosto y septiembre de 1610 por el puerto de Somport, 12.470 moriscos. Esto proporciona unas cifras de más de 60.000 expulsados contabilizados, más o menos, entre un 15% y un 20% de la población aragonesa.

La expulsión tuvo funestas consecuencias para Valencia y Aragón, mientras que Cataluña y Castilla (salvo algunas zonas muy concretas de este último reino) apenas se vieron afectadas.

Económicamente, todos los sectores se vieron afectados por la medida. Las tierras trabajadas por los moriscos quedaron yermas y durante los primeros años de la salida se podían contemplar pueblos y términos enteramente abandonados. En un documento caspolino de 1620 se dice que "Las heredades se han hecho hiermas, y los árboles se han secado y el açud se ha derruido y las çequias se han enrronado".

La industria artesanal aragonesa sufrió un importante retroceso y determinadas especializaciones controladas por los expulsados estuvieron a punto de desaparecer, y sólo después de un largo tiempo fueron recuperadas. La expulsión, por tanto, representó un fuerte empobrecimiento para el reino aragonés.

Enciclopedia aragonesa.

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