martes, 26 de mayo de 2009

Deficiencias emocionales de un aragonés.


El pecho como de corcho, un nudo en la garganta y los labios sellados. Cada vez que la tristeza o la ternura afloran. En cada imagen mental, en cada nostalgia encerrada, el aragonés responde torpemente.Y la imposibilidad de concretar el pensamiento. Porque nos pasan muchas cosas por la cabeza. Cavilamos lo indecible para no poder decirlo. Escuchamos cuando deberíamos hablar, y hablamos sin oír a nadie. Cuando menos deberíamos callar, callamos. Pero la tormenta sigue en la mollera, siempre oculta, siempre oscura.Y con nosotros la llevamos, adonde vayamos. Y sólo en lo íntimo de nuestra soledad nos permitimos una palabra o una lágrima.

Hasta donde vayamos. Adonde vamos.


publicado por eduardo
http://cafedelartista.blogspot.com/

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